El camino olvidado, también conocido como Viejo Camino de Santiago, es una de las diferentes rutas Jacobeas.
El camino olvidado, el cual en su recorrido es un choque frontal con la naturaleza , discurre más al norte que el transitado Camino Francés.
La época de mayor esplendor de este camino fue entre el siglo IX y el siglo XIII, ya que esta ruta que en gran parte de su recorrido transita a través de la media montaña, suponía una vía más segura, a salvo de la cercanía de la imaginaría línea que separaba el orbe cristiano del mundo Sarraceno.
Con el devenir de los tiempos, esta línea que separaba a dos pueblos y dos culturas permanentemente enfrentadas, fue avanzando en dirección sur. Esto trajo que la ruta jacobea que se fue afianzando, es el actual Camino Francés, relegando al olvido de los tiempos esta bella alternativa.
La ruta tal y como se plantea hoy en día parte de Bilbao y atraviesa el norte de las provincias de Burgos, Palencia y León aderezado con una pequeña incursión previa en tierras cántabras, para pasar a fusionarse con el Camino Francés en Villafranca del Bierzo. Desde ahí siguiendo ya la más conocida ruta del Camino Francés el peregrino culmina su aventura llegando a Santiago de Compostela.
El tramo de Bilbao a Villafranca abarca 637 kilómetros de cultura aventura y naturaleza.
A lo largo del camino olvidado podemos ir encontrando un rico patrimonio cultural, forjado en el devenir de los siglos por esos angostos y montaraces caminos.
Comenzamos enumerando algunos de los ejemplos de patrimonio Románico. El románico es el arte medieval en su estado más puro. Su arquitectura transmite una sensación de máquina del tiempo, en la que sus robustas estructuras son fiel reflejo de los duros tiempos en las que se crearon.
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A lo largo del Camino olvidado saldrán a tu encuentro, docenas de retazos culturales que van desde la prehistoria, hasta la edad moderna, pasando por la edad media o los romanos.
Hemos hecho una selección de los que puedes encontrar, pero la densidad del patrimonio por estos lares desborda cualquier reseña, comencemos por el románico.
Cada vez que uno pasa por un edificio románico, su solidez recuerda al viajero que cuando ninguno de nosotros estemos ya aquí, los orgullosos edificios románicos seguirán en pie mostrándose a las futuras generaciones la indolencia de sus antepasados medievales.
Es significativa la existencia de eremitorios:
Del periodo gótico, tan medieval como el románico, nos traslada a esa explosión de líneas y de luz que supuso frente a la bella robustez del románico. A lo largo del camino olvidado también podemos disfrutar de importantes piezas de este periodo.
Otras manifestaciones artísticas que podemos encontrarnos en el camino olvidado son: